Cuando me necesites. Cuando te necesite.
Cuando no quieras hablar y yo me muera de ganas,
cuando yo no quiera y me busques.
En los días de lluvias para pintar soles.
Cuando el sol nos cierre los ojos por mirarlo de frente.
Cuando el frío me de una excusa para verte y abrazarte. Cuando quieras.
Cuando la primavera llegue y quiera tomar nuestras manos.
Cuando los besos te sean urgentes.
Te espero cuando esté triste y tu presencia no me calme pero quiera tu abrazo.
Cuando no sepas lo que quieres y corras detrás de todo o te quedes inmóvil.
Cuando me venza el insomnio junto con los demonios que a veces me acechan.
Te espero en mi vida.
En el vino, el café, en el anden, en la esquina o en las secuencias repetidas.
En las horas vacías y en tus horas llenas.
En las películas que me invento, en las que veo mientras fumo un cigarrillo o leo historias.
Te espero con mis dudas y mis errores, con mis "te creo" y no esté tan segura.
Con mi fe, detrás de una sonrisa.
Con las manos llenas o quizás también vacías.
Te espero para leerte un verso y con suerte escribirnos diez.
Con lo que no pido y algunos sueños que van quedando.
Para cantarte al oído "No voy a pedir perdón" o "Todavía una canción dé amor"
aunque no me guste la música de Sabina y si sus letras.
Te espero con la Magia que todo transforma.
Sin reglas. Pero con formas claras y definidas.
En la vida,
en mí vida, para que seas parte algunas veces de mi mundo. O al revés.
Sí.
Y con "cincoletrasunidas" para no dejar espacios.
Amanecida o desvelada. Con llegada o despedida...
Alondra
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